Vale. Lo reconozco. No me encanta el chocolate y las película románticas me rallan. Lloro demasiado y me río con facilidad, voy con las uñas mal pintadas y me cuesta encontrar el regalo perfecto. De acuerdo, pienso a menudo en tonterías y no llego a ninguna parte, lo sé, no soy perfecta, pero tampoco me preocupa demasiado.
El amor es como una goma elástica que dos seres mantienen tirantes sujetándola con los dientes.
Un día, uno de los que tiraban se cansa, suelta, y la goma le da al otro en las narices.
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