viernes, 10 de junio de 2011

Entre abrazos te dices “Uy qué va, o bueno, puede que sí” y al día siguiente a la distancia le soplas “me salen chichones de pensarte, amor, cómo dueles, y eso que pienso que no te quiero, y eso que esta vez sí que miraba por donde iba pisando”.
Porque el –se mira pero no se toca- equivale al –se siente pero no se entiende- en cuanto a tentación. Y a los sentimientos se la traemos bastante floja, te lo digo por experiencia, de cuando yo nada más que he sido eso, sentimiento.
Desarraigarse. Mandarlo todo, maldita sea, por una vez, al infierno. Ser uno mismo a riesgo de caer en picado y para siempre en el intento,porque la vida sin peligro es como el mundo sin John Lennon. Gris manicomio. Casi humo.
Te tomo prestada la mitad de tu pasado para derrochar innecesariamente cariño porque es como yo, inútil pero bella.
Antes, mucho antes de jugar a querernos me acuerdo de situaciones lumínicas escandalosamente aburridas.Antes de ponernos a hablar como si leyésemos todos los días los periódicos he de leer en tus cicatrices, que ha habido cuando no sabías en qué día vivías, ni que mundo era éste de amenazas legales especializadas en alas y tú como si nada.
Dime cómo de absurdo es preferir el amor a primera vista a torpes, torpes, intentos de soledad chamuscada. Ahora que nos las damos de genios y de ágiles y de que vamos serenos con eso de que nunca seremos las cenizas de no vernos si bailamos, a las tres de la tarde como si fuesen de la mañana. La conclusión de que si no estoy, del verbo estar con mayúsculas, te quemas.
He aprendido a trompicones un montón de tonteríasn y a pescozones a besarte llorando. He jugado a destroquelar tus opiniones invirtiendo su cromancia y a electrocutarte el peinado y a limarte arañazos, he jugado a jugar contigo y me has ganado y ha habido veces en las que no estaba jugando pero jugaba a que no te dieses cuenta.
He subido a lo más alto sólo porque luego la ostia iba a ser mayor.He dejado a gente estupenda por el camino y me empacha de indiferencia su recuerdo. Me he mojado cuando hizo falta mojarse y ya ni eso.He renegado del mundo hasta tal punto que me cuesta volver aunque sea para unirme a luchar.
Ser o no buena gente, así, tan buenagentemente dicho puede, en fin, que sé yo, pero puede que sea saber que te quieren y sentir que te lo mereces.

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El amor es como una goma elástica que dos seres mantienen tirantes sujetándola con los dientes.
Un día, uno de los que tiraban se cansa, suelta, y la goma le da al otro en las narices.