Nadie es perfecto. Pero todo el mundo posee algo perfecto. Algo en lo que piensa cuando tiene problemas, algo por lo que merece la pena seguir, algo que agradecer. Algo con lo que sentirse especial y único. Algo que se suele decir que pocos tienen. Puede que otros lo tengan, pero cada cosa es perfecta a su manera. Ese algo por lo que miras correr las manecillas de un viejo reloj roto y desgastado para poder verlo de nuevo. Algo que te identifica, te coloca tu etiqueta aunque no te des cuenta. Algo con lo que en tus momentos de aburrimiento, sueñas e imaginas situaciones inolvidables, momentos especiales. Ese algo que consideramos perfecto y que es sólo nuestro, con lo que en los días tristes, de bajón y grises, puedas pensar y recordar cada historia, cada experiencia vivida. Y ríes, aunque siempre nos han dicho que no vale llorar. Pero, ¿y la felicidad? ¿Acaso no puedes llorar pensando en que tienes de tu lado la felicidad?



No importa lo lejos que estés, no importa el tiempo que pase...