viernes, 25 de junio de 2010

Hay veces en las que estoy arriba, tan arriba que toco el cielo con la punta de los dedos, Parece que pueda hacerlo todo en ese instante. Absolutamente todo. Pero de repente la efusividad se marcha, dando paso a nuestra terrible tristeza. A la que nunca le doy paso, a la que encierro bajo llave para que nunca vuelva, pero siempre lo hace. Me trae la verdad, y lo odio, pero está bien, aunque me aterra. Bipolaridad. Locura, sí, estoy rozándola, sólo que ahora no lo hago con la punta de los dedos, en lo más alto, sino en lo más profundo de mí, donde las cosas me duelen. Donde existe el dolor que tanto odio, aunque sea el que me devuelva a la vida real. Pero la vida no es así. ¿No lo es, no? No lo sé, no sé si alguna vez he vivido. Quizá sólo exista. Y tú, ¿me lo puedes decir? Hay un gran abismo entre esas dos palabras. Y yo no sé qué es lo que estoy haciendo. No sé cómo coño es la vida. Si está bien estar en lo más alto y bajar de golpe. Darte de bruces contra el asfalto, o se debe estar siempre así, abajo, sin posibilidad de esbozar una sonrisa, aunque sea desquiciada y por desesperación. Que se convierta en costumbre o ser ignorante. Ignorar la vida, ignorar la verdad. Ser feliz, o intentar serlo. Pero siempre con una venda. No entiendo la vida.Quizás sea verdad, esté loca y no tenga remedio.


I promise to always be here for you*

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El amor es como una goma elástica que dos seres mantienen tirantes sujetándola con los dientes.
Un día, uno de los que tiraban se cansa, suelta, y la goma le da al otro en las narices.