martes, 8 de marzo de 2011

-¿Dime qué te pasa?
-¿Quién dice que me pase algo?
-Lo dice tu pelo, tus ojos, con esas manchas rojas que solo salen al llorar hasta que se acaban las lagrimas. Tu voz, que revela que has estado gritando tanto que has perdido toda entonación posible, tus labios, que se mueven ocultando las dos palabras más peligrosas que se le pueden decir a nadie. Tal vez pudiera no darme cuenta de eso si levaras gafas de sol, pero así con los ojos al descubierto veo muchas cosas, y al fondo de todo, veo un nombre.
-¿Qué clase de nombre?
-Uno que a mí no me dice nada, pero que es el principio y final de todo lo que haces. Es el nombre que tus labios pronuncian cuando duermes y el nombre que esperas que aparezca en la pantalla de tu móvil cada vez que suena. Es el nombre que esperas escuchar cada segundo de tu vida y el nombre del dueño de ésos labios que te vuelven loca cada vez que dicen el tuyo.

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El amor es como una goma elástica que dos seres mantienen tirantes sujetándola con los dientes.
Un día, uno de los que tiraban se cansa, suelta, y la goma le da al otro en las narices.